Una antigua parábola cuenta que cierto rey colocó intencionalmente una
gran piedra en uno de los caminos más transitados de su reino. Luego se
escondió con sus siervos para observar las reacciones de los transeúntes.
Primero pasaron unos pueblerinos. En lugar de
quitar la piedra, simplemente la rodearon y siguieron adelante. Luego pasaron
unos mercaderes, con sus carretas repletas de mercancía. Después de criticar al
rey por no limpiar las vías, siguieron su ruta. Otros transeúntes pasaron más
tarde, pero ninguno hizo el intento de mover la piedra. Entonces se acercó un
campesino con una carga de hortalizas sobre la espalda. Observó la piedra y,
después de colocar el saco de hortalizas en el suelo, la empujó con todas sus
fuerzas hasta quitarla del camino.
Ya se retiraba cuando notó una bolsita justo
donde estaba la gran piedra. Cuando la abrió, encontró que contenía varias monedas
de oro y una nota que decía: “Estas monedas son para la persona que se tome la
molestia de mover la piedra del camino. Firmado: El rey”.
Hay una valiosa lección en este antigua relato:
Una piedra en el camino no tiene por qué ser necesariamente un obstáculo;
también puede ser una oportunidad. En esta vida siempre habrá piedras en el
camino, pero dependerá de nosotros que funcionen como obstáculos o como
oportunidades.
Esta realidad es ilustrada de manera ejemplar
por la vida de Abraham Lincoln. Entre los grandes de la historia, es difícil
encontrar a alguien con mayores adversidades que las que Abraham Lincoln
enfrentó: nació en el seno de una familia pobre; cuando tenía solo nueve años
de edad, quedó huérfano de madre; por falta de medios económicos debió
abandonar la escuela; la joven de la cual se enamoró murió; y fue derrotado en
varias ocasiones cuando se postuló como candidato para el Congreso. A pesar de
tantas dificultades, Lincoln logró graduarse de abogado y, finalmente, llegó a
ser presidente de los Estados Unidos.
¿Hay “piedras” en tu camino? Si no las hay
ahora, pronto las habrá. Y te tocará decidir qué harás con ellas. Con esfuerzo
y oración, decide convertir esos obstáculos en oportunidades para que cumplas
los sueños que Dios tiene para ti.
Tomado de Matutina “Dímelo de Frente” - Por:
Fernando Zabala
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