¿Copiarías en un examen si de esa prueba dependiera tu graduación
universitaria?
Hace años un equipo de investigadores condujo un estudio sobre la
honestidad académica. Un total de trescientos
alumnos universitarios seleccionados al azar respondieron, entre otras, a las
siguientes preguntas:
Consideras incorrecto:
1. ¿Copiar en un
examen las respuestas de otro alumno?
2. ¿Copiar un
trabajo de un compañero de estudios?
Aproximadamente el noventa por ciento consideró
que todas esas prácticas eran incorrectas. Hasta allí, todo bien. Pero la
verdad de los hechos apareció más adelante en el cuestionario, cuando los
investigadores introdujeron una ligera modificación a la misma pregunta:
“¿Harías cualquiera de estas cosas si estuvieras seguro de que nunca serías
descubierto?”. Esta vez los resultados cambiaron por completo. Más de la mitad
de los participantes respondió que copiarían si tuvieran la seguridad de que
nunca serían descubiertos (Thomas Lickona, Educating for Character, Educación
para el carácter, pp. 57, 58).
¿Por qué esta diferencia en los resultados? La
segunda pregunta dio a los estudiantes la seguridad de que la conducta errónea
jamás sería descubierta. Y esta información fue todo lo que algunos necesitaron
para admitir que harían lo que antes habían calificado como incorrecto.
¿Tú qué piensas? ¿Qué se puede esperar de un
joven que evite hacer lo malo solo por el temor a ser descubierto?
Nuestro verdadero carácter se revela cuando
nadie nos está viendo, porque es en privado, cuando nadie nos mira, cuando se
revela lo que verdaderamente somos.
¿Hasta qué punto armoniza tu vida en privado
con tu vida en público?
Vive siempre como si estuvieras en la presencia
de Dios. No existe mejor escudo contra la tentación, tal como lo expresa Elena
G. de White: “Como escudo contra la tentación e inspiración para ser puros y
sinceros, ninguna influencia puede igualar a la de la sensación de la presencia
de Dios” (La educación, p. 231).
Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él; todo está claramente expuesto ante aquel a quién tenemos que rendir cuentas. (Hebreos 4: 13).
Tomado de Matutina “Dímelo de Frente”- Por:
Fernando Zabala
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