Los
psicólogos han dividido a los seres humanos en muchas categorías, pero me gusta
en particular la forma como lo hace el escritor William Barclay. En opinión de
Barclay, la gente se puede dividir en dos grandes grupos:
1. Los que ante los desafíos dicen: “Es imposible”.
2. Los que ante los mismos desafíos responden: “Vamos a
intentarlo”.
Como ejemplo, este autor menciona la orden que el Señor dio a
los discípulos de predicar el evangelio “hasta en las partes más lejanas de las
tierra”
¿Puedes imaginar lo que significaba para un puñado de
discípulos, sin estudios, el desafío de cubrir toda la tierra con el mensaje de
salvación? En realidad eran apenas unos centenares de creyentes (ver Hech.
1:15, 1 Cor. 15:6). Unos centenares, ¿para evangelizar a cuántos? ¡A todo el
mundo conocido!
Antes semejante desafío, ¿cómo culpar a los que dijeron:
“Esta tarea es imposible”?
Pero los discípulos obedecieron la orden de su Señor de ir “a
las gentes de todas las naciones” (Mat. 28:19). ¿Cuál fue el resultado? Que a
través de los siglos, millones de personas han aceptado a Cristo como Salvador,
incluyéndote a ti y a mí.
¿A qué clase perteneces tú? ¿A los que ante los desafíos
dicen: “Es imposible”? ¿O a los que responden: “Vamos a intentarlo”?
Piensa por un momento en los desafíos que ahora mismo estás
enfrentando.
¿Tienes problemas con tus mejores amigos o amigas? ¿Piensas
que nunca te vas a casar por que nadie se fija en ti? ¿Estás luchando con un
vicio que quiere esclavizarte? ¿Hay en tu vida algún pecado acariciado, que con
el transcurso de los días se ha estado fortaleciendo? En tus estudios, ¿hay
alguna materia que temes pueda arruinar tus aspiraciones de graduarte?
La lista puede ser interminable, pero cualquiera sea el
desafío que ahora mismo estés enfrentando, no digas: “No puedo vencer”. Tu y yo
no somos de los que dicen: “Es imposible”. Al contrario, pertenecemos al grupo
de los que dicen: “A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me
fortalece” (Fil. 4: 13).
Porque yo soy el Señor; Tu Dios, que sostiene tu mano derecha; Yo Soy quien te dice: “No temas, Yo te ayudaré”. (Isaías 41: 13)
Tomado de Matutina “Dímelo de Frente”
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