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martes, 7 de febrero de 2012

La humildad de las cabras

Hola amigos hoy les quiero contar sobre unos animalitos que nos dejan una gran lección ellas viven en las montañas, si, son las cabras.
Por la misma razón que viven por las montañas a veces hay senderos angostos y escarpados, te has preguntado ¿Qué pasaría si se encontraran una cabrita subiendo y una bajando? Ellas no pueden retroceder ni desviarse del camino por el hecho que el sendero es muy angosto. Si cada una de ellas insistiría en pasar pues pelearían y las dos terminarían en el precipicio, entonces ¿Qué es lo que hacen? Pues su instinto les ha enseñado a echarse a tierra, para que una de ellas pase por encima del cuerpo de la otra y así ambas puedan seguir su camino. Pero hay otra pregunta ¿Cuál de las dos cabras es la que se agacha? La verdad que cualquiera de ellas, lo importante aquí es salvar sus vidas y proseguir su camino.

Lograste ver la enseñanza, ¿Qué pasa con las personas cuando se encuentran en una situación similar? Cuantas veces frente a una discusión estuviste presente y te diste cuenta que ninguno quiere poner fin sin ganar primero,  nadie quiere agachar el lomo. Porque nuestra naturaleza llena de amor propio, suficiencia, orgullo y vanidad, nos impide tomar la buena iniciativa. Es así como nuestra obstinación nos lleva a insistir con nuestros argumentos que quizá puedan hacernos ganar la pelea pero también podemos perder un amigo.
Y también te diste cuenta que si hemos peleado con alguien en lugar de hacer las paces siempre esperamos que el otro lo haga porque nosotros preferimos seguir sintiéndonos ofendidos, en vez de pedir perdón o perdonar.
Las cabritas no piensan que la otra la va a pisotear, ¿Por qué pensar que en las relaciones humanas el ceder es perder? Al contrario el saber ceder es ganar, es lograr tener la amplitud mental de quien comprende y busca la armonía. Deberíamos aprender a reconocer con humildad nuestros errores, esa es una expresión de grandeza que hace más grata nuestra existencia.
 “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” Mateo 7:12, este es un grandioso texto si lo desprecias equivale a no saber convivir en paz, nos enseña a dejar nuestro egoísmo y ponernos en el lugar de nuestro prójimo.
Esta es una ley divina la cual estos animalitos montaraces nos la hacen recordar, que maravilloso seria que podamos practicarlo a diario y te imaginas si lo tomáramos en cuenta siempre en nuestro hogar como hijos y como padres, ¡Qué diferente seria nuestro mundo!.
Tú decides hoy marcar la diferencia no lo olvides.

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