<< Guerra avisada —reza el dicho— no mata soldado». Si esta
afirmación es cierta, ¿cómo podemos explicar que el diablo tenga tanto éxito al
tentarnos?
¿No sabemos que anda como león rugiente?
Lo sabemos. El problema es que el tentador no
se presenta como león rugiente, sino como ángel de luz. Esta realidad la
expresa bien el profesor Helmut Thielicke, cuando escribe que el diablo es más
piadoso que una monja y sabe más de Biblia que un profesor de Antiguo
Testamento (How the World Began [Cómo comenzó el mundo], p. 124).
Un buen ejemplo se encuentra en la forma como
tentó a Eva. Lo primero que hizo fue «disfrazarse de serpiente». Entonces hizo
hablar a este animal. Por último, sembró en la mente de Eva la semilla de la
duda: << ¿Así que Dios les ha dicho que no coman del fruto de ningún
árbol del jardín?» (Gén. 3: l). No se presentó como un ser maligno. Tampoco
habló mal de Dios. Simplemente convenció a Eva de que deseaba para ella y su
esposo un nivel más elevado de sabiduría. Lo demás es historia.
¿Habría tenido éxito Satanás si no se hubiera
«disfrazado»? ¿O si hubiera dicho: «Oye Eva, acércate a este árbol porque
quiero enseñarte cómo desobedecer a Dios»? Por supuesto que no. El mismo
profesor Thielicke narra un experimento que ilustra este punto. Delante de un
grupo de niños se disfrazó de diablo. Entonces, con voz de terror, les dijo
cosas como: «Sáquenle la lengua a la gente»; «Echen cáscaras de bananas en el
suelo para que la gente se caiga»; «No se bañen», etc.