Todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. (Mateo 7: 24).
Tomemos nuestro versículo para hoy y coloquemos a su lado la siguiente
cita: “¡Ojalá comprenda cada uno que es el árbitro de su propio destino!” En
ustedes yace la felicidad para esta vida y la vida futura e inmortal” (Mensajes para los
jóvenes, p.23). ¿Qué obtendremos? Tres verdades que bien vale la pena conocer y
aplicar en la obra más importante de nuestra vida: la edificación del carácter.
La primera verdad que salta a la vista es que
tú eres el constructor de tu carácter.
Otros te podrán asesorar al construir, pero al
final tú serás el responsable de la edificación. Tú escogerás la calidad del
material que se usará en la construcción: puedes elegir materiales de segunda
(malas decisiones, cultivo de malos hábitos, rodearte de malos amigos, etc.), o
de primera.
La segunda gran verdad es que la casa tendrá
que enfrentar tormentas.
No importa qué sitio escojas para construir,
puedes estar seguro de qué será severamente probada. Lo que esto significa es
que tendrás que enfrentar pruebas, pero no tienes que asombrarte, ni asustarte porque sin pruebas, sin desafíos, no podrás desarrollarte.
La tercera verdad es que tú decides el tipo de
fundamento.
Esta es la parte crucial de la edificación,
porque de nada te servirá planificar con el mayor cuidado y construir con los
mejores materiales si al final te equivocas en el tipo de fundamento que
sostendrá el edificio.
¿Cuántas opciones hay en esto de decidir el
tipo de fundamento?
Solo dos: construir sobre la roca o sobre la
arena. Sobre la roca edifican quienes ponen su confianza en el Señor
Jesucristo, la Roca de los siglos. Estos son los prudentes.
Sobre la arena edifican quienes ponen su
confianza en los ídolos de este mundo: las riquezas, los placeres y la fama,
entre otros. A estos, el Señor los llamó tontos, o insensatos.
¿Sobre qué bases se está levantando el edificio de tu carácter?
¿Sobre qué bases se está levantando el edificio de tu carácter?
Tomado de MATUTINA “DÍMELO DE FRENTE” - Por:
Fernando Zabala
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