Mis queridos amigos hoy en reflexiones para jóvenes les escogimos esta reflexión que nos ayuda a ver que muchas veces pedimos perdón a Dios pero no confiamos en su perdón pues seguimos recordando nuestros pecados y no nos permite acercarnos mas a Dios, sino por el contrario cada día nos vamos alejando mas sin darnos cuenta pues el enemigo usa su astucia y no lleva lejos de los brazos de nuestro Dios.
La historia de hoy cuenta sobre un faquir de la India que «inventó» una fórmula para hacer
oro.
Este pícaro viajaba de un lugar a otro en busca de ingenuos
que estuvieran dispuestos a pagar por su milagrosa fórmula. Cuando llegaba a un
pueblo, anunciaba su oferta y en poco tiempo la gente lo rodeaba. Echaba agua
en un recipiente, añadía un colorante y repetía ciertas palabras «mágicas»,
mientras agitaba el agua. Entonces, de alguna manera, lograba distraer la
atención de los curiosos y aprovechaba para dejar caer algunas piedrecillas de
oro en el recipiente. Después vaciaba el agua, y ¡milagro!, en el fondo del
recipiente aparecían las pepitas de oro.
Como cada día sale a la calle un tonto, no faltaba quien estuviera dispuesto a pagar para hacerse rico. Y cuando aparecía «la víctima», el faquir compartía su «fórmula secreta»:
Como cada día sale a la calle un tonto, no faltaba quien estuviera dispuesto a pagar para hacerse rico. Y cuando aparecía «la víctima», el faquir compartía su «fórmula secreta»:
—Usted debe hacer exactamente lo que yo hice. Pero cuando
diga las palabras mágicas, no tiene que pensar en el mono de cara colorada.
— ¿El mono de cara colorada? —preguntaba el asombrado
comprador—. ¿Qué quiere decir?
—Quiero decir que si usted piensa en el mono de cara
colorada, las palabras mágicas no surtirán efecto.
No es difícil imaginar el resto de la historia. Cuando el
comprador quería aplicar la fórmula mágica, no podía sacarse de la mente al
mono de cara colorada (Helpings for the Heart [Raciones para el corazón], p.
70).
Algo similar ocurre en la vida cristiana. Nos concentramos
tanto en nuestras faltas y defectos, que a veces olvidamos por completo el
poder de Dios para perdonar esas faltas. Y por supuesto, Satanás se regocija,
porque cuando nos hace pensar en lo malos que somos, perdemos de vista a Jesús,
el Autor y consumador de nuestra fe.
Cuando ores, apreciado joven, no pienses en «el mono de cara
colorada» (tus pecados). En cambio, contempla a Jesús. Si has caído pero te has
arrepentido, su sangre preciosa te limpia de todo pecado.
"Pero si vivimos en la luz así como Dios está en la luz entonces hay unión entre nosotros, y la sangres de su hijo Jesús nos limpia de todo pecado"(1 Juan 1:7)
Oración: PADRE CELESTIAL, EN ESTE DÍA AYÚDAME A CONTEMPLAR LA BELLEZA
DEL CARÁCTER DE CRISTO Y A CONFIAR EN SU PODER PARA PERDONAR MIS PECADOS.
Tomado de Matutina “Dímelo de Frente” - Por Fernando Zabala
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