¿Alguna vez te alegraste por un error? Pues hoy en mensajes, reflexiones para el alma te contamos una historia que no siempre los errores son tan malos,esta historia te ayudara a ver que por un error a veces puede cambiar la vida de una persona pero para bien.
Esta es la historia de Juancito uno de esos alumnos que nadie soporta, uno de eso niños que ningun maestro quisiera tener en su aula de clases. El molestaba a sus compañeros y no le importaba para nada sus calificaciones. Pero un dia sucedio algo muy curioso.
Un día se celebraba la reunión de padres y representantes con los maestros
de la escuela. Entonces la mamá de Juancito se acercó al nuevo maestro de su
hijo.
-Maestro, ¿cómo se está portando mi Juancito?
-Señora, usted no tiene idea de lo feliz que me siento al tener a Juancito en
mi clase. Me llena de satisfacción ser su maestro.
La asombrada madre agradeció al maestro esas palabras y, al llegar a su casa,
le contó a su hijo lo ocurrido. Lo que ella no sabía es que había otro Juancito
en la clase (Juancito “el bueno”), y que el maestro se estaba refiriendo a ese
otro, no a Juancito “el malo”.
Al día siguiente Juancito “el malo” se acercó a su maestro.
-Mi madre me contó lo que usted le dijo. Jamás un maestro dijo eso de mí.
Ese día Juancito hizo sus tareas escolares y no fastidió a sus compañeros. Al
regresar a su casa hizo sus tareas sin que nadie lo obligara. Y en los días que
siguieron, sucedió exactamente lo mismo. En poco tiempo, Juancito llegó a ser
uno de los mejores alumnos de la clase (en Alice Gray, Stories for the Family’s
Heart, Relatos para el corazón familiar, p. 82).
¿Qué produjo el milagro? La “feliz” equivocación de un maestro que se expresó
bien de un alumno “malo”, creyendo que se trataba del “bueno”. Al parecer,
Juancito “el malo” solo necesitaba que alguien, aunque fuera por equivocación,
le dijera una palabrita de estímulo.
¿Hay en tu familia o entre tus amigos alguien al que todos consideran “un
fracaso”? Quizás todo lo que necesita esa persona es una palabra de ánimo. Y
Quizás tú eres la persona que podría decirle esa palabra.
¿O eres tú ese que los demás consideran un fracaso? Pues si este es el caso, no
aceptes que nadie te diga que no sirves. Recuerda que Dios te ha dado talentos
para que estés “en primer lugar, no en el último”.
Nunca dejes de creer en ti, porque Dios cree en ti.
EL SEÑOR TE PONDRÁ EN EL PRIMER LUGAR, Y NO EN EL ÚLTIMO. (Deuteronomio 28: 13).
Oración: AMADO PADRE, HOY QUIERO HACER LO MEJOR, E INSPIRAR A OTROS A HACER LO MISMO.
“Matutina Dímelo de Frente” Por: Fernando Zabala
No hay comentarios:
Publicar un comentario