Mensajes, Reflexiones para el alma hoy te hace recordar que en la vida hay cosas que no pueden esperar. Como una enfermedad es una pelea sin solucionar, una amistad resquebrajada, un discusión con un hijo que quedo en un frío silencio, un estudio que no acabamos, etc. Sea cual fuere el asunto no debemos dejar que el tiempo pase tanto que luego veamos que ya no hay marcha atrás.
Michael P. Green en su libro de ilustraciones para sermones, cuenta que un
hombre se dirigió apurado a la terminal de autobuses para tomar el bus que lo llevaría a una cita importante. Después de correr a toda
velocidad y casi sin aliento, llegó justo cuando la puerta se cerraba. Alguien
que vio lo ocurrido comentó:
El desilusionado hombre respondió:
-Corrí lo más rápido que pude; el problema es que no comencé a tiempo (1,500
Illustrations for Biblical Preaching, Mil quinientas ilustraciones para la
predicación bíblica, p. 415).
Situaciones similares suceden en la vida, especialmente cuando somos jóvenes. Cada nuevo amanecer nos presenta nuevas oportunidades: para retomar un proyecto que pusimos a un
lado hace tiempo; para reanudar las clases de música o de natación, o de
inglés que dejamos a medio camino; para continuar con nuestros estudios
universitarios, para restaurar una amistad que se deterioró por una tontería; o
para regresar a la iglesia. Pero razonamos que todavía hay tiempo, que mañana
será. Así pasan los días, los meses y los años. Hasta que un día descubrimos
que esperamos demasiado.
Fernando Zavala cuenta que no hace mucho se entero que un amigo de su infancia se había interesado en conocer
más de nuestra iglesia. La sola noticia le alegró muchísimo. Entonces me
propuso llamarlo por teléfono para saber de su interés por las cosas de Dios y
para ayudarlo en su decisión. Pasaron algunas semanas pero nunca alcanzaba a
llamarlo. Cierto día recibió la fatídica noticia de que su amigo de tantos años había
muerto en forma repentina. ¿Puedes imaginar lo que sintió? Intentó justificarse
pensando que había muerto en forma sorpresiva, pero siempre lleguó a la misma
conclusión: En la vida hay cosas que no pueden esperar.
Hoy puede ser el día para hacer esa llamada, para reconciliarnos con ese amigo,
para perdonar a esa persona, para reanudar el proyecto que quedó a medio
camino, para buscar a Dios. Como bien dijo alguien, este es el primer día el
resto de nuestra vida. Usémoslo de modo que glorifiquemos el nombre de Dios,
recordando que siempre es mejor comenzar temprano que correr rápido.
Pero de todo hay que recordar que lo mejor es tener a Cristo en nuestro corazón desde nuestra juventud, por ellos tomemos en cuenta este versículo: "ACUÉRDATE DE TU CREADOR EN LOS DÍAS DE TU JUVENTUD, ANTES QUE LLEGUEN LOS DÍAS MALOS Y VENGAN LOS AÑOS EN QUE DIGAS: “NO ENCUENTRO EN ELLOS PLACER ALGUNO”. (Eclesiastés 12: 1).
Oración: PADRE CELESTIAL, DAME LA SABIDURÍA QUE NECESITO PARA HACER HOY LAS COSAS QUE
TENGO QUE HACER.
“Matutina Dímelo de Frente”. Por: Fernando Zabala
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