Hoy te decimos "Confía en Dios", y te traemos una historia sobre como poder salir de una encrucijada cuando no sabemos que camino seguir, sobre todo cuando queremos elegir el camino que sigue a Jesús como la verdad y la vida. Leamos esta historia tomada de Matutina Dímelo de Frente.
PRUEBEN, Y VEAN QUE EL SEÑOR ES BUENO. ¡FELIZ EL HOMBRE QUE EN ÉL CONFÍA!
(Salmo 34: 8).
En el año de 1850. En Oswego, estado de Nueva York, se celebraban de manera
simultánea dos campañas de evangelización, una dirigida por los adventistas y
otra dirigida por los metodistas. Los adventistas tenían a Jaime White como
orador; los metodistas, al tesorero del condado. Hiram, un joven de 21 años, y
su novia, estaban asistiendo a ambas reuniones. Querían obedecer a Dios, pero
se encontraban confundidos: “¿A qué iglesia deberíamos unirnos?”, era la
pregunta que se hacían.
El escritor Herbert E. Douglass nos relata los interesantes detalles de lo que
ocurrió.
Mientras trataban de definir el camino a seguir, decidieron visitar a Elena G.
de White, quien para entonces tenía unos 23 años de edad. Elena les dijo que
esperaran un mes. Al cabo de ese tempo, ellos sabrían con exactitud qué clase
de persona estaba dirigiendo la otra campaña. A Hiram le pareció buena la
sugerencia. Dos semanas después de la entrevista, el predicador metodista se
enfermó y tuvo que abandonar la campaña de evangelización y sus funciones como
tesorero. Entonces las autoridades del condado se hicieron cargo de las finanzas
públicas. Mientras cumplían esas funciones notaron que faltaban mil dólares de
la caja. Sorprendidos por la situación, decidieron visitar al tesorero. Pero lo
hicieron de una manera peculiar. Mientras el jefe de la policía fue por el
frente de su casa, otro policía se ocultó en el patio trasero.
Cuando el jefe de la policía preguntó al tesorero por el dinero extraviado, el
hombre negó saber algo al respecto. Mientras discutían el asunto, la esposa del
tesorero salió por la puerta trasera y escondió una bolsa bajó un montículo de
nieve, sin sospechar que el otro policía estaba escondido en los alrededores.
Al poco rato, la policía entró a la casa con el dinero faltante y el
tesorero-predicador ya no pudo negar su fechoría.
¡Caso cerrado! El tesorero-predicador fue desenmascarado; la campaña de
evangelización que dirigía se vino al suelo y, lo más importante, Hiram y su
futura esposa pudieron discernir a qué iglesia debían unirse. (They Were There,
Ellos estuvieron allí, pp. 33, 34).
Si hoy te encuentras en una encrucijada y no sabes qué camino escoger, busca a
Dios en oración. Él siempre muestra el camino correcto a quien lo busca con
sincero corazón.
Oración: GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NUNCA DEFRAUDAS A QUIEN TE BUSCA CON CORAZÓN SINCERO.
“Matutina Dímelo de Frente”Por: Fernando Zabala
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