Hoy en reflexiones para la vida te traemos una historia la cual nos hace ver que en nuestra calidad de humanos somos débiles ante las tentaciones, pero Dios te ve siempre con ojos de amor a pesar de tus caídas, la historia de David es un lindo ejemplo.
¿Cómo puede decir Dios esto de un hombre que en un momento de su vida cayó tan bajo? He aquí la respuesta: Porque el propósito del corazón de David fue siempre servir a Dios. ¿Por qué? Una cita de El camino a Cristo nos da la respuesta: “El carácter se da a conocer, no por las obras buenas o malas que de vez en cuando se ejecutan, sino por la tendencia de las palabras y de los actos habituales de la vida diaria” (p.86, el destacado es nuestro).
Lo que nos enseña la vida de David es que cuando Dios te mira, no se detiene en los puntos oscuros de tu vida. No concentra su atención en los lunares o en las manchas que ensucian tu pasado. No, para Él, esos son hechos aislados; representan la excepción, no la regla. Él sabe que eso que ocurrió y de lo que te has arrepentido, en realidad nada tiene que ver con tu persona. Dios ve el cuadro completo. Y al ver tu vida en su totalidad, observa que la tendencia, la disposición de tu corazón, es hacia lo bueno.
Dios aprecia tus mejores esfuerzos por hacer el bien. Y también entiende que eres humano, sujeto a cometer errores y aún a pecar. Por eso está más que dispuesto a recibirte con sus brazos abiertos cuando, después de haber caído, lo buscas con corazón arrepentido.
Oración: GRACIAS, PADRE AMADO, PORQUE NO TE CONCENTRAS EN LO MALO QUE HE HECHO, SINO EN LA TENDENCIA DE MIS PENSAMIENTOS, ACTOS Y PALABRAS.
HE ENCONTRADO EN DAVID,
HIJO DE ISAÍ, UN HOMBRE CONFORME A MI CORAZÓN. (Hechos 13: 22).
¿Te has preguntado alguna vez por qué si David
pecó tan gravemente al cometer adulterio con Betsabé, Dios lo llama “un hombre
conforme a mi corazón” (Hechos 13: 22, NVI)?
¿Cómo puede decir Dios esto de un hombre que en un momento de su vida cayó tan bajo? He aquí la respuesta: Porque el propósito del corazón de David fue siempre servir a Dios. ¿Por qué? Una cita de El camino a Cristo nos da la respuesta: “El carácter se da a conocer, no por las obras buenas o malas que de vez en cuando se ejecutan, sino por la tendencia de las palabras y de los actos habituales de la vida diaria” (p.86, el destacado es nuestro).
Dios miraba a David con buenos ojos, porque el corazón de David no estaba
dividido. Pertenecía a Dios. Y esta es una excelente noticia: A Dios le
agradaba el corazón de David, no porque era perfecto o porque nunca se
equivocaba. Lo amaba porque la disposición, el deseo de su corazón era siempre
hacer lo bueno. Y porque los actos habituales de su vida eran rectos.
Lo que nos enseña la vida de David es que cuando Dios te mira, no se detiene en los puntos oscuros de tu vida. No concentra su atención en los lunares o en las manchas que ensucian tu pasado. No, para Él, esos son hechos aislados; representan la excepción, no la regla. Él sabe que eso que ocurrió y de lo que te has arrepentido, en realidad nada tiene que ver con tu persona. Dios ve el cuadro completo. Y al ver tu vida en su totalidad, observa que la tendencia, la disposición de tu corazón, es hacia lo bueno.
Dios aprecia tus mejores esfuerzos por hacer el bien. Y también entiende que eres humano, sujeto a cometer errores y aún a pecar. Por eso está más que dispuesto a recibirte con sus brazos abiertos cuando, después de haber caído, lo buscas con corazón arrepentido.
Oración: GRACIAS, PADRE AMADO, PORQUE NO TE CONCENTRAS EN LO MALO QUE HE HECHO, SINO EN LA TENDENCIA DE MIS PENSAMIENTOS, ACTOS Y PALABRAS.
Tomado de: Devocionales para Guías Mayores 2012
“Matutina Dímelo de
Frente” Por: Fernando Zabala
No hay comentarios:
Publicar un comentario