Y SE VE CLARAMENTE QUE USTEDES SON UNA CARTA ESCRITA POR CRISTO MISMO Y
ENTREGADA POR NOSOTROS. (2 Corintios 3: 3).
Hace poco leí un pensamiento que me hizo reflexionar. Decía: «Es
probable que la única Biblia que la gente lea alguna vez seas tú». Por
extensión, también podría decirse: «El único Jesús que la gente conocerá es el que muestras tú». Y si este es el caso,
entonces la pregunta obligada es: ¿Cuánto del carácter de Cristo está leyendo
la gente en la carta que soy yo?
Una simpática historia, narrada por Tony
Campolo, ilustra muy bien esta gran verdad. El relato tiene como protagonista a
un borracho llamado Joe. Nadie en su sano juicio le daba a Joe esperanza alguna
de regeneración. Su vicio lo encadenaba, su aliento y sus ropas apestaban, su
vocabulario ofendía.